Un camino de oportunidades y salud fue lo que conseguí al entrar de lleno en el mundo de la AROMATERAPIA. Antes me llenaba la boca con decir que era excelente para las emociones, aseveración que es totalmente cierta pero va más allá, abarca un espectro holístico, es decir integral: cuerpo físico, emociones, mente y espíritu. Desde unos años para acá mi salud y la de los míos ha conseguido una fuente inagotable de prevención y sanación natural.
Pero en qué consiste la AROMATERAPIA. Es una terapia que utiliza los aceites esenciales de plantas, raíces, arboles, etc. y constituye un tratamiento natural que provee a otros seres vivos beneficios similares a los que brindan a la misma planta. Nos brinda un camino hacia la evolución integrada pues en la medida que sana físicamente también tiene un efecto emocional por lo general asociado a la psicología de la enfermedad.
Y … ¿Qué son los aceites esenciales?
Resulta que los aceites esenciales de GRADO TERAPEUTICO (Conservan el espectro completo de sus componentes curativos, son orgánicos y sin uso de petroquímicos en su destilación) , ¡Si! en mayúscula pues con esa condición es que pueden tener un alcance holístico y pueden ser no sólo inhalados, sino aplicados a través de la piel y por ingesta, ¿Qué razón habría para poder comer orégano, albahaca, limón o romero y no poder tomar su aceite? por ejemplo. Son sustancias biosintetizadas de las plantas, intensamente aromáticos, no grasos (aunque se le denominó aceites por su apariencia), muy ligeros, es decir poco densos por lo que permean fácilmente cualquier tejido de nuestro organismo, llegando inteligentemente a desbloquear, reestructurar y regenerar nuestras células, nuestro ADN. A parte que tienen una frecuencia muy alta entre 52 y 320 MegaCiclos y ya sabemos que vibraciones altas atraen vibraciones o frecuencias alta, pero también pueden elevarlas, si estamos en contacto con frecuencias altas (inhalando, pensando, ingiriendo, etc.) nuestra frecuencia no le quedará otra que elevarse también.
El medio ambiente hoy en día nos demanda la necesidad de aprender qué hacer para mantener una función inmunológica y un ambiente energético, saludable. Y corresponde a cada uno de nosotros asumir la responsabilidad de elección.
¿Tu, qué decides?